En la gestión del agua es muy importante comprender la diferencia entre potabilizar y purificar, ya que puede significar optimizar los recursos, minimizar costos y cumplir con las normativas ambientales.
La potabilización transforma el agua en apta para el consumo humano, añadiendo pasos extras y controles estrictos para garantizar su seguridad al consumirla: clarificación y filtración, desinfección rigurosa y ajuste químico.
La purificación aborda contaminantes para usos secundarios, como el riego, procesos industriales, etc. Se enfoca en remover la gran mayoría de los contaminantes para alcanzar un efluente que cumpla con estándares de calidad para usos no potables.
En México, las plantas de tratamiento de aguas residuales o PTAR se crean para purificar volúmenes grandes de agua, pero hay que considerar que solo con etapas adicionales se puede potabilizar.
Elegir uno u otro cambia la estrategia de gestión hídrica, el dimensionamiento de la planta y la inversión necesaria.
Las PTAR en México son una infraestructura crítica para proteger los ríos y acuíferos. Desde grandes municipales hasta sistemas compactos, cada planta tiene principios similares:
La industria privada y el sector público invierten en PTAR para poder cumplir con la NOM – 001 SEMARNAT, evitando sanciones y multas. Por otro lado, la reutilización de agua purificada minimiza la demanda de agua potable, lo cual es clave en regiones donde hay estrés hídrico, como en el norte de México.
Una PTAR es un conjunto de procesos creados para remover los contaminantes físicos, biológicos y químicos de las descargas industriales o municipales.
Su meta no es potabilizar para el consumo humano, sino lograr un efluente con calidad suficiente para verterlo a cuerpos receptores o poder reutilizarlo en aplicaciones que no sean potables.
Elimina sólidos grandes y materia sedimentable. Se incluyen rejas, desarenadores y tanques de sedimentación primaria. Disminuye hasta un 30% el DBO y sólidos suspendidos.
Usa microorganismos en reactores aireados o lodos activados, para degradar materia orgánica disuelta. Necesita de un suministro de oxígeno y separación de lodos en sedimentadores secundarios.
Procesos avanzados de filtración (arena, membranas, carbón activado) y desinfección (UV, cloro u ozono). Se deshace de nutrientes (nitrógeno y fósforo) y patógenos, disminuyendo el DBO y la turbidez a niveles muy bajos.
Las aguas residuales incluyen efluentes de lavabos, duchas y procesos industriales, es decir, son las «menos contaminadas». Las aguas negras proceden de inodoros, con materia fecal y patógenos.
Las PTAR municipales suelen tratar ambos. En la industria, a veces es necesario un tratamiento especializado con digestión anaerobia, para aguas negras antes del tratamiento secundario.
Cada uno de estos componentes juega un rol. Con el diseño modular de Bionia facilitamos la integración y la expansión.Elegir entre potabilizar o purificar depende mucho del uso final que se le va a dar: para consumo humano se tiene que utilizar la potabilización completa, mientras que para riego, lavado o procesos industriales es mejor la purificación en PTAR.Conocer cada una de las etapas ya mencionadas (BTP, BTA y MST), además de sus tecnologías, permite a las empresas optimizar su gestión hídrica, cumplir con las normativas como la NOM – 001 SEMARNAT y minimizar los costos.Para casos de éxito en PTAR modulares y sistemas integrales en México, en Bionia te otorgamos asesoría experta, soluciones hechas a tu medida y acompañamiento en cada una de las fases, fortaleciendo la sustentabilidad y la resiliencia hídrica de cada uno de nuestros clientes.