Las EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales) son instalaciones diseñadas para recibir, tratar y devolver al medio ambiente el agua usada, garantizando que cumpla con los parámetros de calidad establecidos por la normativa ambiental.
Estas plantas representan un componente esencial en la gestión hídrica moderna, ya que transforman el agua residual —proveniente de hogares, industrias o redes urbanas— en un recurso nuevamente aprovechable, reduciendo la contaminación y protegiendo los ecosistemas.
Comprender sus procesos principales es clave para desmitificar su funcionamiento y reconocer la complejidad técnica, el control y el mantenimiento que requiere una operación eficiente. Además, permite valorar el papel de la ingeniería y la automatización en la protección del recurso más valioso: el agua.
El objetivo principal de una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) es reducir la carga contaminante del agua residual hasta niveles que sean seguros para su vertido o reutilización.
Esta depuración se evalúa mediante parámetros clave de calidad, entre los que destacan:
El diseño de una EDAR se basa en criterios hidráulicos y ambientales bien definidos, que incluyen:
Todo ello debe cumplir con las normas regulatorias aplicables, principalmente la NOM-001-SEMARNAT-2021, que establece los límites máximos permisibles de contaminantes en descargas de aguas residuales en México.

Las EDAR se componen de etapas biológicas, físicas y químicas que, unidas, permiten la depuración.
A continuación, se resumen las etapas más importantes del proceso:
Es la primera línea de defensa del sistema.
Incluye rejillas y tamices para retener sólidos gruesos (como plásticos, trapos o ramas), desarenadores para eliminar arena y grava, y desengrasadores que separan aceites y grasas.
Su función principal es proteger los equipos posteriores y asegurar una operación estable.
En los sedimentadores primarios, se eliminan las partículas sedimentables mediante la gravedad, formando el lodo primario.
En esta etapa se reduce hasta un 50% de los sólidos suspendidos y parte de la carga orgánica total.
Aquí se lleva a cabo la degradación biológica de la materia orgánica disuelta mediante microorganismos.
Los procesos más comunes son:
La aireación controlada y la recirculación de lodos son determinantes para lograr la eficiencia deseada en la eliminación de DBO y DQO.
Etapa destinada a obtener un efluente de alta calidad, apto para reúso o vertido seguro.
Incluye:
Entre las unidades y procesos más comunes se encuentran:
La elección técnica depende de variables como la eficiencia requerida, los costos operativos, la disponibilidad de espacio y las posibilidades de reutilización del efluente.
En conjunto, estas tecnologías permiten que las EDAR modernas sean más compactas, energéticamente eficientes y adaptables a los retos actuales de la gestión hídrica en México.
Gestión del lodo y subproductos
La gestión de lodos generados en una EDAR es una de las etapas más críticas y determinantes para su eficiencia técnica, económica y ambiental.
Estos lodos concentran la materia orgánica y los sólidos removidos durante el proceso de depuración, por lo que su tratamiento, estabilización y disposición final requieren especial atención.
El control de olores, la optimización energética y la economía del tratamiento de lodos son factores decisivos para garantizar la viabilidad técnica y ambiental de cualquier proyecto de depuración.

Una EDAR moderna y eficiente no depende únicamente de tanques, bombas o reactores biológicos, sino de un sistema de control inteligente que asegure la estabilidad del proceso y el cumplimiento normativo en todo momento.
La instrumentación de campo —como sensores de pH, turbidez, oxígeno disuelto, conductividad, caudalímetros y detectores de nutrientes— alimenta los sistemas SCADA o PLC, que permiten:
Un sistema de drenaje bien diseñado previene atascos y sobrepresiones, facilita el manejo de aguas pluviales o sobrecaudales, y protege la integridad estructural de la planta.
El registro continuo de datos (log) —incluyendo históricos, tendencias y reportes automáticos— es esencial para:
En conjunto, estos sistemas conforman el cerebro operativo de una EDAR, garantizando eficiencia, seguridad y sostenibilidad en cada fase del proceso.
Mejores prácticas operativas
Si quieres mantener una EDAR en las mejores condiciones es recomendable:
El cumplimiento ambiental no solo requiere tecnología, sino también trazabilidad y transparencia operativa.
Esto implica:
Una operación que combina buenas prácticas, tecnología y capacitación fortalece la licencia social para operar, incrementa la confianza de clientes y autoridades, y asegura la sostenibilidad a largo plazo del sistema.
Reúso y sostenibilidad
Las EDAR diseñadas con enfoque en el reúso permiten maximizar el valor del agua tratada, transformando un residuo en un recurso estratégico.
El reúso del efluente en sistemas de enfriamiento industrial, procesos no potables o riego de áreas verdes reduce la demanda de agua potable y disminuye la presión sobre las fuentes naturales.
La sostenibilidad también se extiende a la recuperación y optimización energética.
Las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales son instalaciones donde confluyen ingeniería hidráulica, biotecnología y automatización avanzada.
Cuando operan correctamente, protegen los ecosistemas, habilitan el reúso seguro del agua y aportan sostenibilidad al desarrollo urbano e industrial.
El drenaje bien concebido y el registro riguroso de datos operativos son pilares fundamentales para mantener la eficiencia técnica, la trazabilidad y el cumplimiento normativo, asegurando una operación responsable y de largo plazo.